jueves, 31 de diciembre de 2015

86 Días

Perder a un ser querido, que pesar tan grande. El dolor, el vacío, la oscuridad que trae el saber que esa persona cercana se ha ido. Mucha gente cae en una depresión que no les permite ver más allá de la tristeza inmensa que habita en sus corazones. Varias veces la depresión es pasajera, pero otras, solo se queda implantada en nosotros, como una parásito indeseable que no podemos sacudir.

No existe una guía que nos indique como superar el fallecimiento de alguien que ha marcado nuestras vidas, pero lo que sí sabemos, es que el tiempo ayuda, no a olvidar, no a superar, sino a aprender a vivir con el dolor. Es difícil, pero debemos tratar de no dejarnos vencer, buscar maneras de lidiar con nuestro pesar.

Recientemente una de mis amigas más cercanas perdió a alguien que significaba mucho para ella. Con mucho amor ella quiere compartir sus pensamientos con todos nosotros. A continuación les dejo uno de los escritos más cargados de emoción que he leído en mi vida. El amor es una fuerza, una energía que rompe todas las barreras del tiempo, del mundo, de la vida y la muerte y es por eso que esta carta es tan especial, porque está saturada de un amor puro y bueno. Esta es su manera de redirigir sus emociones a un propósito positivo y por eso la admiro demasiado.

PARA TI

Imagen recuperada de: Google Images


Han pasado exactamente ochenta y seis días desde que te nos fuiste. Son exactamente ochenta y seis días, de los cuales no he pasado ni uno solo de ellos sin pensarte. No me he atrevido hasta el día de hoy a hablarte directamente por más de 5 minutos, no me he atrevido en ninguna de estas noches a decirte adiós, a lo mejor no me atrevo todavía, pero de alguna manera tengo que hablar contigo. Te lo debo. Te lo mereces. Creo que necesito esto, lo creo y lo sé. Lo necesito desesperadamente. Creo que es hora de que tenga el valor de despedirme de ti, para de alguna manera volver a sentirte. Esto es para tí.

Te quiero contar muchas cosas. Me gustaría que pudieses meterte en mi mente, en mis recuerdos en mis pensamientos, para que así, puedas ver y sentir todo lo que siento por ti mi querido. Tengo todas las ganas de contarte lo mucho que te amo, pero a la vez no me salen todos los pensamientos y memorias que tengo sobre ti. Pero es tanto que no me cabe en esta página, ni en un millón de ellas. Te pienso, lo hago todo el tiempo y quiero que eso esté muy claro. Todos los días desde aquel horrible domingo, todas las tardes, todas las noches, todas las mañanas, siempre estás en mis pensamientos.

Nunca tuvimos una conversación en la cual nos dijimos lo mucho que nos queríamos y sé que tú sabes por qué jaja. No te voy a mentir, tengo miedo de no poder expresar todo lo que significas para mí. Has estado en mi vida tanto tiempo, nuestras familias han estado juntas desde hace tantos años. Desde hace mucho que tu papi y mi mami son amigos. Y, aunque hayan sido ya muchos años atrás desde que nos conocimos, lo recuerdo como si fuese ayer. Estabas en el parque de la Carolina con una bicicleta, tu ñaña y tu papi, mis padres saludaron con tu papi y nosotros saludamos también, éramos solo unos críos. Nosotros nos dimos la vuelta y tú giraste y le dijiste al Mauri: Papi, ¿por qué no les invitamos a comer con nosotros? y ahí empezó todo. Durante varios años crecimos juntos, siempre tú, la Sarita y mi ñaño, los cuatro. Me gusta cómo suena eso. Los cuatro. Así fue mucho tiempo. Y lo demás sé que ya lo sabes.

Quiero que sepas que hablo muy a menudo con tu mamá y con tu papá. Le escribo a tu mamá frecuentemente y le cuento una anécdota tuya y mía, llevo varias ya, ¿Lo sabías? Siempre que le escribo te recuerdo con tanto amor. Hasta cuando ya no estas físicamente me haces reír, me sacas una pequeña sonrisa y por un momento sigues junto a mí. A veces, mis recuerdos  gritan tan fuerte en mi mente, que parecen reales.  A veces, no nos queda nada más que aferrarnos a ellos. Ahora son lo único que tengo. Por suerte tengo muchos. Algunas navidades que pasamos juntos, algunos años nuevos, muchos viajes a la playa y picaduras de aguas malas. Tú me entiendes.

Muchas veces sueño contigo. Es hermoso. Sueño que vuelves para estar un ratito más conmigo. Subimos a la terraza de tu casa y te digo que quiero estar contigo porque pronto ya no estarás y tú me abrazas. Mi sueño favorito fue aquella vez que te abrazaba con todas las fuerzas que tenía. Y me preguntabas: ¿Me extrañas mucho no Evita? me gusta saber que sabes lo mucho que te extraño. Y sé que ahora también sabes, que pienso que bailas tan lindo. La última vez que estuvimos juntos, bailamos y me encanta esa última imagen que tengo de ti, bailando con tu polo azul. Realmente quería decirte lo mucho que me gustó aquel paso de baile, y no sé por qué no te lo he dicho, pero te lo digo ahora: me encantó ese paso de baile.

Llorar. Nunca supe el verdadero dolor de cada lágrima, hasta que te fuiste. Duele tanto.

Quisiera que me pidas que cante karaoke otra vez, quisiera que me digas “¡Hola Evita!” otra vez, quisiera que te rías de mi por haber hecho la foca con el choclo otra vez, quisiera ver tus ojos azules, simplemente quisiera verte a ti. Abrazarte. Sé que no puedo, pero por ahora, seguiré haciendo lo que he estado haciendo estos ochenta y seis días, recordar una y otra vez los mejores momentos que tengo contigo, escribir a tu mami anécdotas, soñar contigo. Y ver tus fotos.

Te amo ERP.

-Eva Chevasco 

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